La muestra, comisariada por Lars Bang Larssen y Mats Stjernstedt reúne alrededor de 150 obras entre impresiones y tapices, incluyendo textiles de su primera época tanto originales como reproducciones de obras desaparecidas, cinco de ellos vueltos a realizar expresamente con motivo de esta muestra. Además, la artista ha creado quince piezas nuevas a partir de diseños digitales de la década de los 80, tejidos en un telar digital. Sus
diseños gráficos se muestran en dos soportes: impresos sobre papel o mediante proyecciones digitales, lo que permite ver la evolución de esas imágenes y su investigación con el color y la línea de la producción computerizada.
Charlotte Johannesson
Artista autodidacta, Johannesson estudió en una escuela de artes y oficios de Malmö donde recibió formación en artesanía tradicional, en la que, según recuerda, “no te permitían tener ideas propias”. En 1966 fundó su empresa/taller/galería textil llamada Cannabis (ya que experimentaba creando tejidos con fibras de esa planta), en la que comenzó a trabajar junto a su marido, el artista Sture Johannesson. Sus primeras obras son tapices realizados en un telar vertical, tomando como inspiración a la tejedora sueco-noruega Hannah Ryggen.
En los 70 da el salto del textil tradicional al diseño creado por ordenador, y ya en 1978 Johannesson viaja a California y compra un Apple II Plus, con el que comenzó a dibujar antes de que existieran programas para
ello.
Poco después, la artista y su pareja fundaron en su propia casa el Digitalteatern (activo entre 1981-1985), un taller experimental pionero en la producción de imágenes por ordenador. Sture se centraba en los aspectos más técnicos, mientras que Charlotte creaba las imágenes.
A partir de 1984, Apple presentó una nueva generación de ordenadores con una interfaz gráfica cerrada, lo que supuso que la artista se sintiera más limitada para explorar su creatividad. El Digitalteatern fue perdiendo fuerza y acabó cerrando, y Johannesson abandonó en gran medida sus actividades artísticas.
Llévame a otro mundo: Del textil tradicional a la impresión digital
El recorrido de la exposición comienza con una sala donde se exhiben tapices y estampas de su primera época. Desde el inicio, su producción artística se alejó de la concepción convencional de la tejeduría como artesanía decorativa y domesticada y prefirió explotarla como medio de creación y protesta en el que, a través de eslóganes y mensajes propagandísticos, la convierte en medio de denuncia política. Así, Chile eko i skallen [Chile eco en el coco, 1973] expresa la consternación de la artista ante el golpe de Estado de Chile de 1973, mientras que el consenso estancado de la política parlamentaria se resume enérgicamente como No Choice amongst Stinking Fish [No hay elección entre el pescado maloliente, 1973], una obra creada con motivo de las elecciones generales suecas de ese mismo año.
En sus tapices, Johannesson cuestiona el canon artístico dominante en la época, utilizando un material y una técnica tradicionalmente asociados al mundo femenino y a lo artesanal, e imágenes procedentes de tebeos y medios de comunicación, convirtiéndolos en vehículo de denuncia feminista como en I’m No
Angel [No soy un ángel, 1974].
Entre sus gráficas digitales destacan las series Faces of the 1980s [Caras de los ochenta], retratos de personajes populares como Boy George, Bjorn Borg, Ronald Reagan o David Bowie
La segunda sala muestra impresiones y gráficos digitales de los años ochenta creadas en el Digitalteatern. La composición en el telar, por su carácter binario y programado, favoreció la evolución del trabajo de Charlotte Johannesson hacia el campo digital, puesto que las dos técnicas se valen de la programación mediante un código binario, e incluso el número de pixeles de las primitivas pantallas (280×192) y el de puntos del telar vertical usado por la artista coinciden (de hecho, las tarjetas perforadas usadas para programar el telar de Jacquard fueron una fuente de inspiración conceptual para los ordenadores).
Entre sus gráficas digitales destacan las series Faces of the 1980s [Caras de los ochenta], retratos de personajes populares como Boy George, Bjorn Borg, Ronald Reagan o David Bowie; Me and my computer [Yo y mi
ordenador, 1981-1986]; y Human med satellit [Humano con satélite, 1981-1985], en las que combina imágenes del hiperespacio, autorretratos, figuras mitológicas o referencias tecnológicas.
La obra de Johannesson entraba en diálogo con la disidencia social y cultural de su época: la contracultura de la década de 1960, el feminismo, el punk y una afinidad intelectual con la militancia de los setenta. En este sentido, los Johannesson comisariaron en 1976 una exposición en Estocolmo tras el suicidio de la terrorista de Alemania Occidental, Ulrike Meinhof. En la tercera sala del recorrido puede verse una reconstrucción de esta exposición, con algunas de las obras y tapices creados para este proyecto, como, por ejemplo, ¡Achtung! Actions Speak
Louder than Words [Atención – Las acciones hablan más alto que las palabras, 1976] en la que una figura
solitaria trata de refrenar a un león, o Frei die RAF [Libertad para el RAF, 1976], en la que aparece la figura “pixelada en lana” de Snoppy disparando con una metralleta a un tanque.
La obra de Johannesson entraba en diálogo con la disidencia social y cultural de su época: la contracultura de la década de 1960, el feminismo, el punk y una afinidad intelectual con la militancia de los setenta.
Una proyección, en este mismo espacio, documenta con fotos e imágenes la trayectoria y el trabajo de Charlotte Johannesson y su marido. Se la puede ver a ella trabajando en sus talleres, operando con los primeros ordenadores que utilizó; en sus viajes a Londres o California o sus encuentros con personajes famosos, como David Bowie, con el que se encontró por azar en una gasolinera y que le firmó un cartel creado por ella que llevaba en ese momento.
A continuación, llegamos a la serie de 15 obras nuevas denominadas “gráficos digitales tejidos” creadas expresamente para esta exposición en colaboración con la diseñadora gráfica Louise Sidenius. En estos tejidos, que remiten a la transición ejecutada por la artista cuando cambió el telar por el ordenador, ha reciclado imágenes creadas en el Digitalteatern que no se habían visto ni expuesto desde que dejaron de utilizarse los disquetes: mapamundis, heroínas feministas, autorretratos, hojas de cáñamo o dibujos abstractos.
Para finalizar el recorrido, en la última sala se muestran los diseños gráficos digitales creados por Johannesson mediante una serie de proyecciones.