
Giorgio Barbarelli da Castelfranco, más conocido como Giorgione (1478, Castelfranco Véneto, Italia, 25 de octubre de 1510, Venecia, Italia), fue un pintor italiano del Alto Renacimiento, representante destacado de la escuela veneciana, cuya carrera quedó interrumpida por su temprana muerte, con poco más de 30 años.
Giorgione es conocido por la poética calidad de su trabajo, aunque solo seis cuadros se le atribuyen con certeza. Dejó también varios cuadros inacabados, que completaron otros pintores. Esto, unido a la escasez de datos biográficos y las dudas que plantea el significado de algunas de sus pinturas, lo han convertido en uno de los pintores más misteriosos de la historia del arte europeo.
Junto con Tiziano, que era un poco más joven, y tras Giovanni Bellini, es el iniciador de la escuela veneciana dentro de la pintura renacentista, que logra gran parte de su efecto mediante el color y el ambiente, tradicionalmente opuesta a la preferencia por el dibujo de la pintura florentina.
Orígenes
Lo poco que se sabe de la vida de Giorgione aparece en las célebres Vite (Vidas) de Giorgio Vasari. El pintor debió de nacer en el pequeño pueblo de Castelfranco Véneto, 40 km tierra adentro desde Venecia. Pero no quedan datos de su origen familiar. Aparece citado como Zorzi e incluso Zorzo en la documentación de su época (difieren estos nombres según la dicción veneciana), aunque su verdadero nombre era Giorgio. La variante Giorgione (o Zorzon) puede traducirse como “Gran Jorge”.
Paolo Pino, por primera vez, le llama Giorgione en sus Diálogos de la pintura, nombre con el que hoy es mundialmente conocido. Vasari explica:
Por las hechuras de la persona y por la grandeza de su ánimo fue llamado Giorgione, el cual, aunque había nacido de humildísima estirpe, no obstante no fue más que gentil y de buenas costumbres durante toda su vida. Fue educado en Venecia y se complacía continuamente en las cosas del amor y le gustaba admirablemente el sonido del laúd, y tanto, que él tañía y cantaba a la vez tan divinamente que por ello, se empleaba a menudo en varias músicas y reuniones de personas nobles.
Carlo Ridolfi, en 1648, por el contrario, le hace descender de una familia acomodada y nativa de Vedelago (Provincia de Treviso), en una biografía cuestionada por los estudiosos posteriores, por sus errores y omisiones.
Conocemos su aspecto físico gracias al supuesto Autorretrato como David del museo Herzog Anton Ulrich de Brunswick, parcialmente conservado, que sirvió como modelo para el grabado de la 2ª edición de las Vidas de Vasari. Se le atribuye el autorretrato por razones formales pero también debido a que el examen radiográfico demuestra que está pintado sobre una Virgen con el Niño de estilo giorgionesco.
La edad en la que llegó a Venecia también es desconocida, pero las evidencias estilísticas apoyan la tesis de Ridolfi de que fue admitido a la edad de 10 años como aprendiz en el taller de Giovanni Bellini, que era por entonces el pintor más famoso de la ciudad.
En su estilo se advierten, además de las influencias de su maestro, las de Antonello da Messina, quien había introducido la técnica de la pintura al óleo en Venecia; de Leonardo da Vinci, del que tomó el sfumato; e incluso en la actualidad se piensa que recibió alguna indicación de Vittore Carpaccio en sus momentos iniciales.

Carrera artística
Su talento fue pronto reconocido, según los documentos de la época, como demostraría el hecho de que en 1500, cuando sólo tenía veintitrés años (según la cronología que da Vasari), fue elegido para pintar los retratos del dux Agostino Barbarigo y del condotiero Consalvo Ferrante.
En 1504, le fue encargado un retablo en memoria de otro condotiero, Matteo Constanzo, para la catedral de su ciudad natal, Castelfranco. En 1507 recibió, por orden del Consejo de los Diez, libramiento de pago por un cuadro (hoy perdido) para la decoración de la nueva Sala de Audiencias de Palacio Ducal.
De 1507 a 1508 trabajó, junto a otros artistas de su generación como Tiziano, en los frescos de la fachada del nuevo edificio del Fondaco dei Tedeschi, sede de los mercaderes alemanes en Venecia, tras haber realizado trabajos parecidos en el exterior de la Casa Soranzo, en la Casa Grimani allí Servi y en otros palacios venecianos. Muy poco sobrevive hoy de este trabajo. Se conoce el litigio de 1508 entablado para la liquidación de su trabajo pero no los frescos, ya que las fachadas daban al Gran Canal y las inclemencias del tiempo han ido destruyéndolos. En el siglo XVIII, el grabador Antonio María Zanetti realizó sus propias copias, gracias a las cuales conocemos la disposición y la temática; quedan además pequeños restos que representan a una Mujer desnuda, conservados en la Galería de la Academia de Venecia.
También pintó por encargo para coleccionistas privados y en esto se diferencia de otros artistas de su tiempo, que trabajaron sobre todo para grandes instituciones públicas o para la Iglesia.
Vasari concede mucha relevancia en su biografía del pintor al encuentro con Leonardo da Vinci, en la visita que este realizó a Venecia en 1500, acontecimiento que influyó sumamente en su obra. Todos los relatos coinciden al presentar a Giorgione como persona de encanto distinguido y romántico, gran amante y músico, inclinado a mostrar, a través de su arte, la gracia sensual e imaginativa de la Venecia de su época, con un toque de poética
melancolía. También las fuentes antiguas lo presentan como alguien que hizo avanzar la pintura veneciana de manera análoga a lo que hizo Leonardo con la pintura toscana más de veinte años antes; esto es, liberó el arte de las limitaciones de la rigidez arcaica para darle plena libertad.
A Giorgione se le ha relacionado muy estrechamente con Tiziano, de quien habría sido maestro, según Vasari, aunque Ridolfi afirma que los dos fueron alumnos de Bellini. Trabajaron juntos en los frescos del Fondaco dei Tedeschi y Tiziano debió de terminar algunas pinturas de Giorgione tras su muerte, aunque existen controversias en torno a ello.
Muerte prematura
En el otoño de 1510, murió a causa de la peste que asolaba Venecia. Se creía que murió y fue enterrado en la isla de Poveglia en la laguna veneciana,3 4 pero un documento de archivo publicado por vez primera en 2011 sitúa su muerte en la isla del Lazzaretto Nuovo, pues ambas se usaban como lugares de cuarentena en tiempos de peste.
La fecha aproximada de su muerte ha podido establecerse por la carta que, algunos días después de su fallecimiento, la gran mecenas Isabel de Este escribió desde Mantua a Taddeo Albano, su corresponsal en Venecia, para que se asegurara la adquisición de una Noce de Giorgione para su colección. Este hecho pone de manifiesto la fama de que Giorgione gozaba en el momento de su prematura muerte. Es significativo también que en su respuesta, un mes después, Albano informase a su señora de que no podía obtener el cuadro, pagase lo que pagase.
Según la narración recogida en las Vidas de Vasari, equivocando la fecha de su fallecimiento, habría sido contagiado por su amante, ignorante de su enfermedad:
Mientras Giorgione atendía a honrarse a sí mismo y a su patria, en el mucho conversar que él hacía para entretener con la música a muchos amigos suyos, se enamoró de una señora y mucho gozaron el uno y la otra de sus amores. Ocurrió que en año de 1511 ella se contaminó de peste; pero Giorgione, ignorante de su enfermedad, siguió tratándola y se contagió, de manera que en breve tiempo, a la edad de 34 años, pasó a la otra vida, no sin dolor de sus amigos, que le amaban por sus virtudes.
Sus amplios conocimientos le hacían sobresalir con gran maestría tanto en la técnica del fresco como en el empleo tradicional del temple y el óleo sobre tabla, así como en el innovador uso del lienzo.
Aunque dominaba el dibujo, no se sometía en la terminación de sus obras al plan inicialmente trazado, que variaba libremente durante la ejecución de la obra.
Se pueden advertir dos etapas dentro de la evolución de su estilo:
En un primer momento se encuentra ligado a la pintura de los maestros del quattrocento veneciano, aunque en sus obras se atisba el surgir de una poderosa personalidad por su originalidad en el tratamiento del paisaje, totalmente invadido de luz. Los temas religiosos pertenecen a este período. Destaca así el Retablo de Castelfranco con el que culmina esta fase, en el que se revelan ya innovaciones en la disposición de las figuras, sin salirse de la tradicional Sacra conversazione.
La plenitud de su obra aporta libertad de ejecución y riqueza de efectos cromáticos. Arriesga en la técnica a cambio de mayor expresividad. Destaca el uso del paisaje no como marco sino como protagonista de la obra. Ejemplos de esto se encuentran en La tempestad o Los tres filósofos.