Cualquier reflexión al respecto debe partir, pues, de la radical historicidad de esa interdependencia, pues manejamos conceptos que han ido variando de sentido y adoptado formas muy distintas con el paso del tiempo. Desde el establecimiento de religiones estatales alineadas por siglos con el poder político hasta los procesos de secularización auspiciados por las revoluciones francesa y americana, desde la pluralidad religiosa del Reino Unido hasta la abrumadora hegemonía católica en la España franquista y su Estado confesional, por citar un ejemplo cercano, el abanico es amplio. De esta historia tan contradictoria como fascinante se han derivado tensiones, avances y retrocesos. No por casualidad un buen día España dejó de ser católica y al poco tiempo su jefe de Estado traspasaba bajo palio el umbral de las catedrales. De todo ello tenemos un ejemplo en esta muestra que comienza con el Borbón Alfonso XIII y acaba con el restablecimiento de la democracia, período muy significativo en tanto que contempla varias formas de concebir el vínculo entre ambas instancias.
Y la historia continúa, planteando nuevos desafíos a la hora de articular la relación entre los dos poderes. Los cambios políticos inaugurados por la caída del bloque soviético (papa Wojtyla mediante) y las sacudidas políticas y sociales se encabalgan ahora con un denuedo que no admite pausa. Junto a ellas, el desarrollo científico —sobre todo en el ámbito genético— y el imparable proceso de laicización (frenado a su vez por el multiculturalismo y las nuevas formas de religiosidad aportadas por la inmigración) plantean fascinantes campos de debate y relación.